La Finca es una pequeña empresa innovadora, propiedad del matrimonio Guardado, que distribuye productos agropecuarios a domicilio, con pedidos por Internet y telefónicos. Desde hace 10 años trabajan con agricultura protegida la que, afirman, es el futuro de la producción nacional, ante el cambio climático.
Maryelos Cea
diario el mundo
Hacer las compras del supermercado desde la comodidad de su casa ya no es impensable. Y es que un matrimonio salvadoreño ha aprovechado las herramientas que ofrece este mundo globalizado y ofrece los frutos de su finca a través de Internet, con servicio a domicilio.
Gerardo Guardado y su esposa Cecilia decidieron abrir la página www.lafinca.com.sv, en diciembre de 2009, con la que suplen las necesidades de esos salvadoreños que no tienen tiempo para ir a un mercado o supermercado.
La empresa también ofrece la opción de pedidos telefónicos, al número 2289-5999.
“La idea (de La Finca) también surgió porque los vecinos y amigos nos pedían que les lleváramos frutas o verduras Así empezamos a vender”, recuerda Gerardo.
El obstáculo que podría representar la renuencia a comrar sin ver la mercancía se ha superado y la opción de los pedidos por teléfono ha terminado de encantar a los adultos mayores, especialmente a aquellos poco familiarizados con el Internet.
“La aceptación ha sido muy buena, especialmente entre jóvenes y gente mayor”, señala Gerardo, un ingeniero agrónomo graduado del Zamorano.
A diario, afirma Cecilia de Guardado, administradora que se encarga del flujo de lafinca.com.sv, se atienden cerca de 15 pedidos a domicilio.
La finca propiedad de Guardado, ubicada en Jayaque, La Libertad, es la principal proveedora de los productos que se comercializan en la página web.
Una amplia variedad de tomates, lechugas, especies y frutas provienen de este terreno, que hasta 2001, antes que la destruyeran los terremotos, fue una finca cafetalera.
Un proyecto de la cooperación estadounidense le ayudó a Gerardo a colocar un primer invernadero.
A la fecha ya tienen cuatro de estas infraestructuras, casi una media manzana, con miras a construir otros dos para cultivar chile morrón, romero y tomillo, entre otros productos.
La Finca brinda trabajo a ocho personas, cinco en Jayaque y tres que atienden los pedidos en San Salvador. Pero, también contribuyen a mantener, indirectamente cientos de empleos. Además de distribuir los productos de su finca, comercializan mariscos y lácteos. También son proveedores de varias cadenas de restaurantes.
Agricultura controlada: el futuro
Gerardo Guardado es un ingeniero agrónomo graduado de la Escuela Agrícola Panamericana, mejor conocida como Zamorano. También es ingeniero industrial y está en proceso de iniciar una maestría en Nutrición Vegetal, en una universidad española.
Desde los 12 años vive en el mundo de la agricultura: tiene 30 años de experiencia en el café y 25 en hortalizas. Desde hace 10 años se dedica al cultivo con invernaderos y a los sistemas hidropónicos.
El conocimiento que le otorga la experiencia le hace vaticinar que la agricultura protegida es hacia donde debe apuntar el futuro del país.
“La agricultura protegida es el futuro del país, porque el desbalance ambiental y el clima, las plagas son más resistentes y estos ambientes controlados permiten hacer un mejor manejo”, asegura.
De hecho, Gerardo indica que una de las fortalezas de sus productos es, justamente, que son cosechados en un ambiente protegido, ya que se reduce el uso de pesticidas.
Parte de los invernaderos de su finca se utilizan para aplicar nuevas tecnologías, que reduzcan el impacto de plagas. Actualmente, Guardado está implementando injertos en sus plantas de tomate, para evitar los estragos de una bacteria capaz de destruir todo un invernadero en 15 días.
Dentro de los proyectos está producir seis variedades distintas de lechugas. Una de ellas, la arúgula, ya se produce en Jayaque, y se le atribuyen efectos afrodisiacos.Al construir otros dos invernaderos, la finca estaría duplicando el terreno con estas infraestructuras. Hoy cubren media manzana con los cuatro actuales. Esperan llegar a completar una manzana.