Primaflor prevé una facturación de 120 millones este año, un 16,5% más - El Almería

Con 4.000 hect?reas y m?s de 60 cultivos distintos, la empresa con sede en Pulp? produce los doce meses del a?o para servir al cliente ? La lechuga concentra alrededor del 80% de sus ventas

Elio Sancho / almer?a | Actualizado 22.04.2011 - 08:53 Antes de producir, hay que planificar. Y previamente a todo ello, es necesario innovar para adelantarse a las necesidades de los mercados y posicionarse por delante de los competidores. Esta es la filosofía que maneja Primaflor, todo un ejemplo de empresa pionera en su campo en Almería, la IV Gama.
Con más de 40 años de historia, la empresa con sede en Pulpí, fundada por Lorenzo Belmonte, mira de frente a la crisis, sabedora de que el sector agroalimentario es estratégico, aunque le pese muchas veces a la Administración, pues no cuenta con el apoyo que debería, y menos en los tiempos que corren.
Con la que está cayendo, Primaflor está arrojando unos ratios de crecimiento continuados en los últimos años. La compañía cierra el ejercicio en junio y estima que en la campaña de junio de 2010 a junio de 2011 contabilizará una facturación de 120 millones de euros, lo que supone un 16,5% más que los 103 millones registrados en la campaña anterior.
La empresa pulpileña cultiva algo más de 4.000 hectáreas, aunque físicas, en realidad posee 3.000, lo que ocurre es que hay algunas zonas que doblan trabajos para optimizar sus condiciones físicas y climatológicas y consolidar su producción y servicio al cliente durante los doce meses del año.
En concreto, cuenta con unas 1.000 hectáreas en el Valle de Pulpí, desde Lorca hasta Cuevas del Almanzora, que es la zona de invierno, que aprovecha la dura climatología europea para producir y vender en Europa, países nórdicos y del este europeo; una zona intermedia (invierno-verano), entre Huércal-Overa y Baza, de 400 a 700 metros de altitud, donde cultiva cerca de 300 hectáreas desde mayo-junio hasta septiembre-octubre; y entre el norte de Almería y Guadix hay otras 700 hectáreas, que desarrolla en verano.
Primaflor labra y elabora más de 60 productos distintos, aunque está absolutamente especializado en lechuga. No en vano, cuenta con miles de variedades diferentes, en función de los gustos del consumidor y hasta por el tamaño de su frigorífico.
Pero no solo de lechugas vive Primaflor, a pesar de que concentran más del 80% del total de las ventas, con todas sus variantes (escarolas, iceberg, cogollos, berros, rúcula, romana, canónigos...). Hace unos años comenzó su diversificación hacia otros productos y hoy elabora espinaca y acelga, que van consolidando un peso importante en el volumen de facturación final, tomate cherry en hidropónico, con una productividad de alrededor de doce kilos por metro cuadrado y una capacidad de quince hectáreas, lo que arroja más de 800.000 kilos al año (ha habido épocas de hasta dos millones de kilos); sandía comercializada en fresco, con 110 hectáreas. "El objetivo es desarrollar sandía sin pepita", explica David Ortiz, director de Producción de I y IV Gama.
Cultiva, incluso, cebada, para regenerar el suelo. Completan sus productos la zanahoria, el perejil, y germinados como brotes de alfalfa, de cebolla, de brócoli, de rabanito, también apio, cebolla pelada... El abanico, como diría un matemático, tiende a infinito.
Entre sus últimos productos destaca el denominado 'toque chef' para las ensaladas: salsas césar, yogur, vinagreta y de mostaza y miel con arándanos (entre todas ya se han hecho con el 10% del mercado nacional); el guacamole y el tomate rallado, en pack de dos envases de 125 gramos, producto que está a punto de dar un giro aún más hacia las familias unipersonales, con una sola tarrina.
La huerta recién cortada y lavada está lista en su mesa gracias al trabajo que lleva a cabo Primaflor. En su planta de IV Gama pone a punto su producción, con una capacidad media de medio millón de bolsas al día y alrededor de 10 millones de kilos envasados al año, según las estimaciones de David Ortiz.
Esta factoría tiene sus raíces en 2002, cuando después de un viaje a Estados Unidos, los técnicos pusieron en marcha una planta piloto y comenzaron a trabajar con atmósfera controlada. Hoy se trata de una de las plantas de IV Gama más importantes de Europa y se encuentra en "el top 5 en tecnología", apunta Ortiz.
En 2003 se acometió una ampliación de sus instalaciones, consiguiendo una nave diáfana, de 50 metros de ancho, equipada con tres motores de 500 caballos cada uno, que permiten mantener refrigerados los 10.000 metros cuadrados de superficie que posee, con una capacidad para dos  millones de frigorías, el equivalente al aire acondicionado necesario para mantener la temperatura controlada en medio millar de viviendas.
Se trata de unas instalaciones que minimizan el riesgo microbiológico, con un flujo de personas lo más estanco posible. Luis Aliaga, responsable de Producción de la planta, explica que la factoría cuenta con dos turnos de 100 personas cada uno. Además, hay un laboratorio con tres salas, una se encarga de la investigación "pura y dura", otra área para "el desarrollo de nuevos productos, mejora de la calidad y la durabilidad" y la restante, de mejorar la productividad.
"En el laboratorio somos capaces de detectar en menos de doce horas si el producto que entra recién cortado está bien. Además, se realizan tres muestreos para el control de calidad; el primero, a la entrada del producto, otro en la fase de elaboración y uno más al final de la cadena", apunta Aliaga.
Cuando la verdura entra en la planta de I y IV Gama, pasa por las salas de troceado, corte y lavado. Las instalaciones están dotadas de semáforos cuyo color (rojo y verde) dice en tiempo real si se está cumpliendo el objetivo de productividad. Después se secan, para pasar a las diez líneas de envasado existentes y otra posterior, de empaquetado.