Forraje hidropónico todo el año

El forraje verde hidropónico (FVH) representa una opción importante para complementar la alimentación en el sector ganadero, ya que posee excelentes propiedades nutritivas, alta palatividad y es sencillo de producir en cualquier época del año y en poco tiempo.

Otras ventajas del FVH es su capacidad de promover el aumento de peso vivo en producción animal, incrementar el volumen de leche en vacas lecheras, disminuir costos en alimentación, aprovechar en forma óptima el agua, obtener mayor productividad por superficie destinada, así como un forraje inocuo y de excelente calidad nutritiva en cuanto a su fuente proteica, vitamínica y de alta digestibilidad y calidad alimenticia.

Esta manera de producir está dirigida principalmente a pequeños y grandes productores pecuarios ubicados en zonas que requieren de forraje complementario en etapas críticas, así como aquellos que necesitan elevar la productividad y rentabilidad de su explotación mediante la inclusión de forraje de bajo costo, expresó el ingeniero Raúl Valdez López.

La producción de este forraje se basa en unidades hidropónicas de diferente capacidad productiva y características, las cuales pueden instalarse en cualquier lugar de la explotación o predio para facilitar el suministro del forraje en la alimentación animal.

En las regiones del país —vegetación de selva baja y alta, bosques de pino encino, semiárida y árida, las cuales presentan variantes climatológicas—, enfrentan problemas en la capacidad de producir alimentos ya sea en agostadero o en superficies agrícolas para los tipos de explotación pecuarias, por lo que este sistema es una buena opción.

El sistema para producir FVH puede sustituir parcialmente la materia seca aportada por métodos convencionales de forrajes, granos y alimentos concentrados, así como complementar la alimentación en las superficies de agostadero en las etapas críticas del año.

Raúl Valdez detalló que su obtención es resultado de granos germinados de gramíneas, así como de leguminosas bajo determinado proceso y método hidropónico, en instalaciones que cumplan con llevar el grano germinado de nueve a 15 días y obtener con ello un forraje conformado de parte aérea, como tallos y hojas verdes, restos de grano, y raíz para consumo animal.

Infraestructura

Una desventaja para producir el FVH es el costo de la infraestructura y equipo, pero depende de la inversión que se quiera realizar, ya que la estructura tanto de sostén como de las bancadas para colocar las charolas hidropónicas puede fabricarse con materiales galvanizados, madera aserrada o materiales propios de la región. Las charolas pueden fabricarse especialmente o utilizar otros materiales que realicen la misma función. La irrigación de las charolas sembradas se puede realizar en forma manual o con controladores de tiempo.

Si la explotación está situada en lugares de clima caliente con alta humedad relativa no es necesario contar con una estructura tipo invernadero o túnel, es suficiente un cobertizo que permita el paso de luz indirecta lateral, ventilación adecuada y protección con malla sombra en los laterales para evitar que entren insectos.

En caso de localidades con veranos calientes e inviernos extremos es importante pensar en una estructura tipo invernadero, con suficiente ventilación lateral y cenital, con lo cual se pueda modificar la temperatura interior, abriendo o cerrando ventilas o cortinas. El FVH requiere de una temperatura estable, 8 a 25ºC. En caso de bajas temperaturas se debe cerrar y conservar el calor generado por la masa vegetal.

Algunos productores generan calor por medio de estufas de leña para evitar atrasos en cosecha o nebulizaciones aéreas controladas cuando la temperatura desciende a menos 8ºC.

El tamaño de la unidad hidropónica dependerá del volumen de forraje que se consumirá diariamente; hay que ubicarlo cercano a la explotación; la construcción se realiza de acuerdo con estándares de altura, según las bancadas, ancho y longitud; el piso sugerido es el de concreto; puede emplearse equipo de riego por microaspersión o nebulización automatizado.

Producción

Uno de los aspectos más importantes es la selección de semilla, que puede ser trigo, maíz, avena, cebada; las leguminosas son más costosas. Éstas deben estar libres de malezas, plagas, contaminantes o enfermedades.
Para lavar la semilla se coloca ésta en un recipiente de triple volumen, se agrega agua hasta su llenado total, que permita flotar impurezas para retirarlas. Luego se drena y vuelve a llenar con agua y una solución de hipoclorito de sodio y se agita bien. Se deja en reposo de tres a cuatro minutos. Se vuelve a drenar y se agrega agua limpia para lavar bien, drenando nuevamente.

La semilla se deja remojando de 12 a 24 horas para su hidratación completa y entra a una etapa de pregerminación. De ahí pasa al llenado de charolas o recipientes, que deben cubrir bien la semilla para proporcionarle un grado óptimo de humedad.

La colocación de charolas se realiza en estantes de varios niveles que pueden ser cinco o siete, con una separación entre ellos de 35 a 38 cm, pero todo depende de las características particulares de cada unidad hidropónica.

El riego puede ser manual o automático, un requerimiento que tiene el FVH es mantener húmedo el tapete radicular y esto se logra con el intervalo de frecuencia de riegos, la misma evapotranspiración del cultivo promoviendo una humedad relativa interior alta del orden de 80 por ciento promedio; la cantidad de riegos y duración de cada uno de ellos varía en cada localidad de acuerdo con su clima. La regla general es aplicar de seis a ocho riegos, dejando al productor los criterios de ajuste necesarios.

El valor más alto promedio en nutrientes se alcanza entre los siete y los diez días máximo, por lo que se recomienda la fertilización a base de productos formulados comercialmente, de alta solubilidad a concentraciones de 200 a 400 ppm.

En términos reales el FVH debe cosecharse cada diez o 12 días, con una altura promedio de hasta 25 cm, según la especie, ya que a mayor tiempo los valores nutricionales decrecen a pesar de obtener incrementos en biomasa vegetal, ésta disminuye en su calidad nutricional total. Se han tenido experiencias de producción de ocho a diez kilos de FVH por kilogramo de semilla utilizada con trigo, triticalle, avena y maíz.